jueves, 5 de agosto de 2004

Hazañas al pie de la sierra.

Aquí en el pueblo hay una vieja que tiene las chichis tan prominentes que parecen las de la muchacha de enfrente. Es una vieja tan chichona que una vez que venía en un camión y los pararon en un retén los guachos le dijeron que sacara lo que traía metido en las chichis (así con esas palabras...), la morra indignadísima y apenadísima alegaba que no traía nada en el pecho. Los del retén no le creyeron e hicieron que se quitara la blusa para corroborar. La pobre vieja se la quitó para que la dejaran en paz ya con lágrimas en los ojos. Pero los guachillos todavía no creían que fueran normales esas tetas, así que le hicieron que se quitara el brasier. Cuando lo hizo, con toda la verrgüenza del mundo, cayeron por la fuerza de gravedad esos dos melonsones que el brasier tan efectivamente había mantenido a una altura respetable, pero a la falta del soporte las tetotas cayeron casi hasta la cintura, era una cosa exagerada, ya las quisieran muchas actrices porno pa un fin de semana... Los soldados, entonces, no dudaron que la morra traía un clavo en las chichis y tuvieron que proceder a inspeccionar manualmente a la sospechosa (o sospechosas??). Le tentaron aquí... le tentaron allá, en busca de algo ilegal, la vieja estaba bañada en llanto de la pena y la humillación. Los guachos, al ver que no había nada "ilegal" en sus senos, la dejaron ir con una sonrisa penosa y un "discúlpenos, seño... es que teníamos que revisar".

En el pueblo, a huevo que toda la raza se enteró, porque casi casi todo el camión fue testigo de semejante acto, para algunos hilarante y para otros humillante. Lo cierto es que al comentarlo con mi abuela, ésta fue su conclusión:

"Pos es que sí... pobre pero... ¿quién le manda a estar tan chichona?"

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