sábado, 22 de mayo de 2004

La noche babasónica.

Me caga llegar tempranou. Me caga me caga. Por eso siempre llego tarde al aigropuertou. Llego tarde a la central. Llego tarde a la clase. Llego tarde al dentista. Llego tarde a la cita. Por eso: por que me caga esperar!. Por eso creí que había llegado tarde al Iguanas, aunque en realidad no sabía a qué horas empezaba el rollou. Pues resulta que no llegamos tarde sino lo suficientemente tempra pa ver las últimas rolillas de un grupo jediondo (o gediondou?...) cuyos ritmos entre ska, reggae y rock no me prendían aunque hicieran el intentou. Dejaron de tocar esos pindejous y la raza se emocionó. Seguían los estelares. A puro grito se prendió la raza pa recibir a los jotolones argentinos pero los hueyes no salían. Me caga esperar, pensé otra vez y se lo repetí en voz alta a la Grabielovska. La espera se prolongó pero se hizo aguantable porque se dejaba escuchar a Kravitz y todo el 5. Esperé.

Un grito rompió la espera y los que le siguieron la aniquilaron al ver que salía todos los hueyes para acomodarse a sus instrumentous. El más puto en escena era un guitarrista con su panta de licra plateadou y su camisetilla roja transparente que decía BABASÓNICOS. La raza se incendió al instante. De pronto vi salir una delgada silueta con un ajustadou pantalón rojo de licra, una camiseta sin mangas de mamado y con estampadou de leopardou, una cinta negra al cuello y, lo mejor, unos guantes con plumas negras que salían de los codos. NO mames!!. No pude evitar decir qué chingón. Creo que si fuera puñal estaría traumadou con ese huey. Pero por el momento optaré por robarle una que otra línea pa conquistar alguna morrita como el macho que soy. A huevou!.

Entonces la espera valió la pena. Cuando subió al escenario y nos dijo a todos pongan otra canción la raza se puso a brincar como loca, los babas se dieron color del asunto y le bajaron el pedo al asunto diciendou suavemente: sin piedad dejás atrás un séquito de vaga idolatría mientras todos le terminábamos la frase diciendo tenés que ser de todos. Grité EL LOCOOOO, pero no la tocaron y se justificaron diciendo acéptalo, no estamos para eso: nos falta valor. Entonces, entre brincos, aplausos y gritos, comprendí que eran unos desfachatados y después de gritar PENDEJO como tres veces, los hueyes se juntaron en un micro mientras tocaban la guitarra y diciendou hola, chicas soy su amigo, no - pa-rez-co - i-no-fen-si-vo, uff que chingón, todos gritando PEN-DE-JO. Estaba bien a toda madre, disfrutando del espectáculo bien cabrón que esos hueyes estaban dandou cuando empezamos a preguntarnos si va a venir?, no va a venir, o va a venir? y parece que nos quiso contestar y dar una explicación cuando dijo que esha va a salir esta noche dejando atrás y todos querían comerse a besos aunque todos lo fueran a notar. Después nos habló y nos dijo que era la última, "sí, la última porque la verdá es que no soy nada sin mi diablo". Se fueron en medio de la histeria colectiva y los gritos de euforia, yo mismo me proclamé un fanático frenético al lanzar gritos de vieja y desgarrar mi garganta hasta la afonía para pedirles OOOOtra, ooootra... así que salieron. Tocaron una viejilla y después confesaron me da vergüenza no sé si decírtelo, pero nos lo dijo, dijo que ahora sí era la última y tocó algo longevo a lo que sólo entendí que era rock. Salieron dando las gracias, regalando púas, dando la mano, saludando a la galleta.

Me retiré más que satisfechou, los Babas subieron un peldaño más entre mis favoritos. Qué mejor noche de despedida del pinchi Monterrey. A las 6 de la mañana haré un intento de salida de este mugrero dirigiéndome a tierras menos mamionas y más cordiales. La noche babasónica prendió. Tanto que son las 3 sigo sin sueño. Ahora me puedo ir trankuilo y olvidar por un rato, al menos, las demás pendejadas que me acosan para turbar mi calma. Buen viaja para mí.

Si no te apreciara tanto te daría un beso que te haría temblar. Como sho te aprecio mucho te lo voy a dar igual...

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