lunes, 26 de abril de 2004

Mojada gratis.

Putísima madreeeee, no tuve mi clase de óptica. Lo que más me caga es levantarme a las pinchis 11 con toda la hueva del mundo, día lluvioso (de la lloviznita chingaquedito y mojapoquitou), un aigre frescou y todas las condiciones favorables para echar la hueva. Ni mandado a hacer el pinchi día sale más propicio pa huevonear.

Me levanto con tiempo, no me baño (no es mi semana), me arreglo, me pongo mis papos, me disque peino levesón (nomás pa dar el gatazo, pa fingir regaderazo), me perjumo me perjumo y me vuelvo a perjumar, si he de salir arregladito como la gente pos que se haga con todo el kit. Salgo y la pinchi lluvia me ve venir y le echa un poquito de ganas al asunto. Llego a la escul y todo un pinchi pedo pa estacionarme. Al fin una vieja se le ocurre salir. Del estacionamiento de los pobres a la entrada está larga la mojada, y como mi paraguas no combina con mi outfit pos me awanto la empapada. Llego al pinchi edificio, un chingo de huevones esperando el elevator terminator. Le saco, no vaya a hacer de las suyas conmigo de nuevou. Prefiero escaleras, stairway to semen. Subí. Después de tomar aigre pensé: "No mames, tengo que tomar aire". Y después de volver a tomar aigre volví a pensar: "¿Será éste, el pinchi salón?". No se veía ninguno de mis ilustres compañeros, ni siquiera los que me cagaban y que siempre llegaban tempra. En el salón tenían examen. Los pindejous no acababan de acabar y la raza no se presentaba. Algo me olía mal y noo era la combinación axe-sudor-axe-mojada-sobaco la que me preocupaba. Entré al putou salón. Por inercia (o por lo que sea) chequé mi mail. Y ahí estaba: la última gracia de mi pinchi profe de óitica: un mail a las 9 de la mañana diciendo: "Jóvenes (chinga tu madreee), creo que no se me va a ser posible llegar a la clase..." fue todo lo que awanté leer antes de descargar mi furia sacándome un escurridizo moco del tamaño de un tapón de pluma (los medí...). Solamente había otra compañera que compartía mi cara de idiota por la inavisación del aviso (...). En ese momento no sabía qué hacer. En una pinchi hora realmente no se hace nada: no puedes regresarte al cantón, no puedes hacer tarea (aparte no tengo) y esperar parece como una pérdida de tiempo. Así que opté por la tercera opción, con la modalidad rollo-blog, que consiste en contar una pendejada, escribirla y después push the red button called POST. Pos aquí me tienen, tan tempra y ya con tantas aventuras en el día (uy si... taaantas...) y pos pensé en divertir a mi teleauditorio (porque DEBE haber uno...) con estas pindejadas de clase mundial.

Pos ahi estufas, mi mente en 30 minutos, ya es hora de correr al otro lado de mi campus (jaja...) pa alcanzar mi otra clase. Sólo falta que a mi maistra se le hinchen sus huevos catalanes y no quiera ir a la clase. Exceso innecesario de agresividad, lo sé, pero orita ando de agresivo-pasivo, si alguien me pregunta algou lo wa mandar a la revértebra. Varios pindejous empiezan a llenar el salón, una forma muy sutil y desagradable de correrme. No importa, cacto el mensaje. (Pinchis putous culeros). Bueno, la última pindejada del momento: si tienen lavadora, pos ahi la-vemos...

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