Andamos como serranos alternos, en el malecas todos voltean a vernos.
En la Lobo negra nomás yo gobierno, si te pones fiera te mando al infierno.
Vamos a agarrar cura por el malecón, buscando morritas de primer jalón. Saca ballenucas pa ponerme bien huey, háblale a unas rucas, para que seamos seis. Andamos tistiandou, pegando un voltrón, dándole becerros y uno que otro agarrón. Mientras todo esto ya se puso intenso, busco proseguir, tampoco soy menso. -"Ámonos pal depa, a seguir bebiendou"-, les miro las jetas: todos tán sonriendo. Una última vuelta con el mar al lado, en la camioneta todos apretados.
De pronto que un serrano se me cierra, iba escuchando al As de la Sierra, en su troca que es más vieja que la mía quiere bronca porque a su vieja traía. Y se bajan todos los valientes (las navajas no se hicieron presentes), el malecas taba lleno de gente, pero ven pleito y la raza bien pendiente. -"¿Qué te pasa, por qué stás tan caliente?"- "Es mi vieja la que traes ahí, pariente". Y la gata se hacía la inocente, mientras yo a la cholada le hacía frente: -"Ahí la tienes ya a tu vieja, ¿qué más quieres?, no vale la pena un pleito por mujeres"-. ¡Pos a huevo que yo no quería pelea! si nos pegamos un tiro nos madrean, y aunque mis compillas ya le habían brincado eran un chingo y nos hubieran fregado. Ahí fue todo, los vatos se calmaron, y ¡qué bueno!, ¡por mero y nos la pelamos!.
Le seguimos con un ambiente denso, que fue de intenso a tenso, la cara de contento se esfumó en un momento. Y las morras se frikearon, como que se paniquearon, en su casa se quedaron y calientes nos dejaron.
Y todo, por un serrano alterno y su morra queriendo ponerle el cuerno...
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