martes, 30 de marzo de 2004

Esa famita...


Qué cosas tan jocosas. Estoy viendo los resultados de una decisión que tomé hace poco más de un año y que, casi inconscientemente, he cumplido muy fielmente. Ante esta situación acosan mis tardes sentimientos encontrados. En esta pinchi ciudad de regios sólo hay dos amigas con las que me he llegado a crear una imagen que me molesta más de lo que me enorgullece. El pedo está en que al parecer soy, para ellas, un cuasi-maniatico-depravado-sexual asaltacunas. La verdad no concuerdo con ninguno de los títulos anteriores. Sin embargo, he llegado a notar que algunas acciones y otras tantas actitudes han sido las responsables de dichas acusaciones. Lo que se me hace curado es que ahora esas dos amigas me quieran presentar a cuanta amiga ellas creen que me va a gustar (o sea cualquiera...). En estas dos últimas semanas ha sido un concierto de amenazas de presentaciones con morras de diferentes estilos, algunas de ellas son amigas, otras son enemigas, otras son conocidas, otras desconocidas. Total que me he convertido en una especie de combinación entre Chabelo (amigo de todas las niñas) y un trabajador de Servicio Social (en que le ayudo joven?...). La verdad, si sólo fueran acusaciones de ellas me tendrían sin cuidado, pero es que distan mucho de serlo, porque han habido varios eventos que me aseguran que realmente no soy la misma persona que pasó el Año Nuevo 2003 con tantas penas de amor que juntas formaban una sola, pero muy grande. Y fue esa pena, esa bola, ese nudo, ese nervio, ese hoyo, esa herida, ese vacío el que me llevó en brazos hacia el voladero en el que parezco haber caído, todo por mi propia voluntad. Fue algo inevitable: las cosas no funcionaban y había necesidad de un cambio, ése fue. Realmente no le puedo poner un nombre a ese evento, no hay una sola palabra para describir todo el proceso, sin embargo, los títulos mencionados arriba parecen ilustrar (un tanto exagerados) los resultados. Como dije alguna vez: no estoy mejor ni peor, sólo diferente, he pagado con moneda espiritual un artículo carnal. No es mejor ni peor, sólo diferente.

viernes, 26 de marzo de 2004

Arquitextura.

Se exprimen los niños de algodón
por mis mejillas, exprimen la visión
de la traición devorándose un amor
fuego de sangre deja frío mi interior.

Monedas de emoción caen sobre la mano
del deseo de despertar al mago
la fuerza ciega de un enamorado
sale de un cuerpo que ha sido abandonado.

La luna esconde sus negras intenciones
se han contagiado todos los nubarrones
de tu rostro, de tus finas facciones,
llenan los cielos tu pelo en mis canciones.

Creationis I

Grandes bolas, grande el fuego,
tantas cosas, yo tan ciego,
¿mariposas?, ya no creo
tantas notas, tanto miedo.

Al firmamento globos de humo,
falta de viento: vuelo nulo.
Acorazado de hielo seco
amordazado por sentimientos.

Dos toneladas de caricias,
de desperdicio e inmundicia.
Cronometrando mis emociones,
pasión y furia se interponen.

Arquitectura de venganza
que en mis tobillos ya descansa,
quiero pensar que nunca ha sucedido
pero es la forma en la que siempre ha sido.

Sufriendo la distancia.

Y me rompo a llorar
y comienza a llover,
que ya no volverás
duele tanto saber.

Y miro a los demás
no lo puedo creer:
la vida seguirá
aunque no pienses volver.

¿Y es que hay vida después de este amor?

La frase del día (y del mes)

"¡La vergaaaaaaaaaaaaaaaaaa!".

(YOgurt, A cada ratou...)

Pero toooodo lo que encierra... tantas intenciones, tantos significados, tantos propósitos, tantas acepciones, tantas palabras en una sola.

[[verga.
(Del lat. virga).
1. f. pene.
2. f. Arco de acero de la ballesta.
3. f. vara (palo largo y delgado).
4. f. Tira de plomo con ranuras en los cantos, que sirve para asegurar los vidrios de las ventanas.
5. f. Mar. Percha labrada convenientemente, a la cual se asegura el grátil de una vela.
6. f. Ven. vergajo.
7. f. ant. vara (rama delgada).
verga.
1. interj. vulg. El Salv. y Ven (y Méxicou). U. para expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo. ]]

jueves, 25 de marzo de 2004

La ultima y me voy...

Ésta es la última, la última vez que hablo sobre mi tagboard. El verlo ahí dañando el impacto visual de mi blog me corrobora una hipótesis antes pensada: ¡la vergaaaaaaa, es mentira que hacemos esto porque no nos importa lo que la gente piensa!, de ser así, ahí están los pinchis papelitos de donde salieron la mayoría de las pendejadas aquí publicadas, en esos papelitos no me importaba lo que alguien pensaba, porque sólo estaba yo para criticar lo que decían. Con esto quiero decir, que me caga la raza que dice que "hace blogs nomás para sí, porque no les importa lo que digan los demás", la vergaaaaaaaa, lo hacen pa que la raza de alguna forma dé su aprobación a lo que están escribiendo, pa no sentirse tan solos como ese papelito que de vez en cuando veían. Me cagan tanto como el artista que saca un disco y que dice que no le importa si le gusta o no a la gente, porque hicieron algo sincero. (una vez más...) La vergaaaaaaaaaaaaaaaa, mejor saca un pinchi demo y óyelo cuando te aburras. Es como los que entran a Big Brother y dicen que no les interesa ganar... la veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeergaaaaaaaa, ¿tons pa qué entraron?, es algo de lo más hipócrita que hay. Habría 2 razones por las que yo estaría en Big Brother (VIP, por supuesto...): 1.- Pa ganar el ferión que dan de premio. 2.- Pa ver si le hago el paro a alguna de las hermanitas de ahí de la casa. No hay más. Si la segunda no se me hace, con la primera me conformo, porque después podría ser famoso y rico y podría conseguirme más "hermanitas". ¡¡Ahí tá!!, ¿es tan difícil admitirlo???, toy siendo sincero, ¿algún problema?.
De lo anterior pueden darse una idea de mis intenciones al subir este blog y al ponerle un tagboard, así que no pienso volverlas a repetir de nuevo una vez más desde el principio otra vez, porque sería redundante.
La otra cosa de la que iba a hablar por última vez ya se me olvidó, pero creo que habían dos cosas. Bueno, quién sabe. Tal vez luego me acuerde. El caso es que es la última vez que hablo de mi tagboard. Es la última vez que hablo sobre mi ego cibernéticou. Ésta es la última y me voy... a quedar.


martes, 23 de marzo de 2004

DISCULPAS

Se les ruega de la manera más atenta puedan disculpar las condiciones en las que se encuentra este blog, estamos (o estoy...) trabajando para servirles mejor. Por su comprensión, gracias.

!!Ya sé poner fotos!!

Si sii, yo sé que está de kinder eso de poner fotos en esta madre, pero la neta es que no había tenido tiempo de ponerme a ver que rollo, y cuando alguien me decía cómo yo no tenía ganas de aprender. Pero por fin se me iluminó el cerebelou y pude descifrar el maldito enigma de subir una fotitou...

La foto a continuación me recordó cuando yo quería ser como Kurt Cobain (ayer?...) y pos ahí se lista lo que uno tiene que hacer para ser todo un Grunge, está en portugués pero de todas formas se le entiende lo más prencipal. La vemos al ratou, se lo cuiiiidan...

lunes, 22 de marzo de 2004

La frase del día (de ayer)

"...jugarse el alma sobre la temible carta de una fe."

(Alejo Carpentier, El Reino de este Mundo)

Caballete lentejuela no more... (la historia del plomo que no se hundió.)

Capítulo Primero.

"Ahhhh caballeteeeee, anda tirando el chinchorro caballetee!", me dijo un huey que acababa de conocer al verme medio sobres con unas morras. Nada inusual en mí, siempre ando medio sobres con cualquier morrilla que medio me pase, y siempre como que medio valgo madre. Está bien... valgo madre completamente.
Esa vez era distinto, inicié la temeraria conquista sin mayor preámbulo, en mi mente no desfilaron las dudas habituales, la molesta decisión ambigua, las opciones igualmente razonables. Sólo había una manera, una forma de proceder, sin darme cuenta en ese momento asalté un espacio entre las dos y coloqué frente a sus nucas mis brazos abiertos descansando sobre el respaldo maltratado del viejo sillón marrón donde habían decidido sentarse. Casi instantáneamente comenzó la hazaña, no sé qué influyó más: si su actitud completamente receptiva o la mía completamente agresiva, petulante, mamona. No tuve tiempo de sorprenderme a mí mismo cuando ya había entrado en movimientos rítmicos provocativos sexuales al lado de una morra en un momento y de la otra al empezar otra canción. Cualquiera de los espectadores hubiera descrito la escena como "un baile cachondo con dos viejas", pero para mí no era eso, era más que eso, era como atrapar un sueño con mis manos. Resultó tan extraña esa falta de cuestionamientos internos como inesperada fue la intromisión de una posibilidad de fantasía realizada en mi pensamiento, una especie de dèja vu dibujó una leve e idiota sonrisa en mi semblante y me hizo gritar estas palabras en mi mente: "¿Las podré convencer a las dos de...?". No pude completar la frase, las palabras tuvieron en mí el mismo efecto de una cachetada o un baldazo de agua fría en mi cabeza, bajé un momento a la realidad, miré con cautela el panorama, recordé una vez más quién era yo y casi tan fuerte como hace un momento gritó alguien en mi conciencia: "¡No mames!, ni que fueras Andrés García". Fuera la posibilidad, seguirá una siendo fantasía, no tiene ya caso imaginar las posiciones, inventar las sensaciones o lanzar las frases candentes en la cama en sobrecupo. Sólo ha sido un simulacro.

jueves, 11 de marzo de 2004

Frase del día

"La distancia no es cuanto nos separemos, es si no volvemos."

(Reverso de la foto de una amiga)

martes, 9 de marzo de 2004

Remembranza (no lloro... nomás me acuerdou...)

[Ayer vi Big Fish, bien chingona, de las que me gustan porque te dejan algo y al mismo tiempo no me gustan porque ese algo te tiene pensando un buen rato, medio awitado. Después de eso platicamos del "amor de mi vida" (de la vida de cada quien) y luego luego me vino a la mente su cara, con una plaquita abajo de ella que decía su nombre, y luego, en la noche, cuando todavía seguía pensando en ella me vinieron unos versos y en la mañana que me bañé (porque hasta me bañe!!...) me vino lo demás, con tonadilla y todo, a ver si algún día el Chorrou y el Pepinou quieren tocar mis joterías otra vez...]

Volviste a penetrar mi realidad
y te relacioné a mi malestar
"el amor de mi vida" alguien gritó
y apareciste tú.

Me falta el aire
cuando algo
me recuerda
a tus ojos, a tu boca,
a tu pelo, a tus manos
y a lo que hacías con ellas,
tan bellas
las caricias
que me hicieron suspirar.

Sentí que se moría la eternidad
cuando se presentó a mí la verdad:
si es amor del bueno ha de volver
y así volviste tú.

[continuará chikilla...]

martes, 2 de marzo de 2004

¡¡Qué cosas!! (De lo cachondo a lo bonitou...)

Les voy a contar la fabulosa historia del poder que tiene sobre mí el culitou. Y es que puede sonarles medio nacou la palabra pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y un culitou es un culitou, aquí y en China...
Todo sucedió la semana pasada, el lunes, para ser exacto. Aunque para relatar los orígenes de los sucesos que quiero contar me tendría que remontar unas cuantas semanas más, cuando tuve el primer contacto con este gracioso ente. De hecho (y como me daría cuenta más adelante) ese tampoco fue nuestro primer encuentro; el verdadero primer encuentro sucedió en la fiesta de cumpleaños del Joaquín, en octubre del año pasado. Pero ésa es otra historia, la cual no pienso contar en esta ocasión (aquélla es un poco más enferma que ésta). Bueno, la semana pasada salí de mi casa un poco más temprano de lo habitual. No quise dar muchas vueltas para estacionar mi carro y busqué lugar en el estacionamiento de los pobres, sí, ése en el que no tienes que pagar pero sí tienes que caminar un chingo para llegar a él. Así que terminé en un estacionamiento que antes no existía para mí, en el último lugar que quedaba, fue ahí cuando supe que algo bueno iba a pasar en el día. De hecho, ése no fue mi primer presentimiento optimista del día, antes de salir de la casa noté que, inconscientemente (creo yo), me había vestido de una forma, digamos, no tan fachosa que como de costumbre. Curiosamente me había bañado ese día y me había puesto de los trapitos más presentables con los que contaba. Fue entonces, cuando me vi en el espejo, que dije: "Ahh cabrón!, que pedo contigo?" y tuve en ese momento el primer presentimiento de que este día traería algo bueno. Siempre que salgo bañado y vestido así me pasan cosas como que me encuentro gente que quiero ver, alguien me picha la comida (casi siempre el Ivan), me invitan a alguna parte que tenía ganas de ir, me sonríe la morrita que me pasa, me entregan una buena calificación, o simplemente me la paso bien, con una sucesión de pendejaditas que al final me hacen sentir que debería considerar el bañarme diariamente. Pero bueno, ésa también es otra historia. Y no quiero parecer esa viejilla que salía en los anuncios de un banco que decía: "Ése, es el niño Javier. Pero ésa... es oootra historia!". Pinchi ruquilla, con esa frase hizo un chingo de feria. Pero ésa es.... (...).... ¿En qué iba?. Ah sí, pues terminé en el último lugar del estacionamiento, después de mí, el poli le dijo al pindejou que venía detrás mientras hacía un ademán con ambas manos y un extraño gesto con su boca: "Está lleno joven". Hasta ahí todo iba bien: había encontrado lugar pa estacionarme, iba temprano (para variar) a mi primera clase, que no porque sea a las 10 de la mañana uno tiene la obligación de llegar tempra, y venía de una manera presentable a la escuela, me podría encontrar a cualquier morrita que me gustara sin tratar de justificarme con la mirada de que me visto así porque (según yo) soy un rockero alternativo que le importa poco la apariencia y que le da más importancia, mas bien, a lo que hay dentro de esos trapos; es mucho pedo pa poder explicarlo con los ojos, aparte como que casi nunca entienden y se empiezan a reír, pero bueno, no nos salgamos del tema. Caminando hacia la escuela desde el remoto estacionamiento vi algo que me hizo entender el significado de mis presentimientos optimistas de hace rato: enfrente de mí, caminando con el mismo rumbo que yo, iba una mujer que llamó mi atención de inmediato. En realidad, no fue la mujer en su totalidad la que me deslumbraba, sino algo más majestuoso y deslumbrante de su persona: su culitou. Esos dos grandes músculos femeninos a los que no he encontrado otra utilidad más que la de vol-ver-me - lo-cou. Seguí mirándolo mientras ella caminaba (era un regalo divino el que ella fuera a donde yo iba, así tenía más tiempo para admirarlo), seguí su movimiento zigzagueante como el de un barco en aguas no tan tranquilas. Al haberlo observado por un tiempo, me hizo pensar: "¿Será ella?" en referencia a una morrita que ahorita se empeña en meterse a cada rato en mi pensamiento. "No, no es" pensé poco después de realizar una segunda sesión de reconocimiento. Era otra persona, alguien al que no tenía el gusto de conocérselo, una de esas modelos de todos los días, de esas tantas que abundan en el tec que pareciera que es por ellas que las colegiaturas son tan caras ("...y estos 10 mil pesos son por concepto de las modelos que caminan por los pasillos durante el semestre."). Seguimos caminando, ella siempre delante de mí y yo sin apretar el paso. No despegué la mirada de su pantalón, excepto cuando volteé para ver si venía carro, no vaya a ser que me pasara como al papá de un amigo, que chocó por andar viéndole las nalgas a una vieja. Crucé la calle con la misma buena suerte del día y me descepcionó un poco el hecho de que la puerta de entrada estuviera tan cerca, eso significaba separación o, cuando menos, disimular un poco más el objeto de mi observación tan obsesiva. Clavé entonces mis ojos una última vez en esas parábolas azules casi perfectamente esféricas que saltaban del ajustadou pantalón de mezclilla de aquella mujer, como cuando le das el último vistazo al libro antes de que empiece el examen: tratando de recordar caaaada detalle. Saqué instintivamente mi credencial para enseñarla al poli de la entrada casi al mismo tiempo que me daba cuenta del error que estaba cometiendo al hacer esto: al tener mi credencial lista ya no tendría pretexto para pararme en la entrada a buscarla y esperar que ella buscara la suya, entonces tendría que verme en la molesta situación de caminar delante de ella. Como lo había pensado, ella tuvo que detenerse para buscar su credencial en su inmensa mochila negra. En ese momento no pude aflojar más el paso, porque entonces me detendría, y me vi en la necesidad de pasarle por un lado para adelantarme. Mientras pasaba al lado de ella sentí la enorme necesidad de voltear a verla en la cara, no hay nada mejor que una hermosa cara corresponda a una bella nalga. Traté de encontrar su cara, de buscar sus ojos, que son lo primero que busco en una mujer (bueno... lo segundo) y entonces, los vi, esos ojos, más azules que los ojos más azules que haya visto, y después su frente, sus mejillas, su pelo disque trigueño, su cara toda tan bien maquillada, tan bonita, tan... ¡conocida!. Era ella. A la que me refería cuando pensé "¿será ella?" unos minutos antes, la morrilla terca de mis pensamientos. Reconocí su cara y al mismo tiempo ella reconoció la mía: llevamos juntos una clase. Un saludo de beso espantó mi sorpresa. Empecé a hablar con cierta naturalidad, últimamente no hay muchas cosas que me pongan nervioso, no como antes. "¿Por qué tan guapa?", "pos ya ves... es lunes", reímos, "¿cómo estás?", "Bien ¿y tú?", "Pos ahi, bien también, con la misma hueva de todos los lunes", "Jaja, sí, ya sé..." dijo con un gesto de que entendía a lo que me refería. Después de eso fueron frivolidades, cosas de la carrera, ¿qué estudias?, ¿conoces a ...?, qué chida tu carrera... pendejadas de ese tipo, mientras yo no podía esquivar el azul de sus ojos, estaba ahora clavando mi mirada en esos círculos de océano instalados en su cara, que se apartaban de vez en cuando de mí, me gustaron tanto sus ojos que después me obligaría su recuerdo a escribirle una poesía (medio chafona) que dice así:

Azul y más azul, el azul que es más azul,
azul que me hizo ver las aguas de Cancún,
azul más azulado,
creo que estoy enamorado
del azul, de los azules,
de la sombra de los tules,
del que en tus ojos azulesca llamarada
ilumina desde el fondo el azul de tu mirada.

Después le pondría el ridículo nombre de "Ojos", mientras terminaba de escribirlo en una clase.
Llegamos a un punto en que teníamos que separarnos, ella iba a las computadoras, yo iba temprano a mi clase. Nos despedimos con un "Ahi nos vemos" y un beso en la mejilla. Capté desenfocada la ternura de su sonrisa porque miré fijamente sus ojos por última vez como quien espera, desde el momento de la separación, la hora del reencuentro. Se dio vuelta y continuó por su camino y yo continué por el mío y, aunque después pude llegar a arrepentirme, ya no volví para mirarla alejarse.