viernes, 16 de septiembre de 2005

Al ra...

Vértebra, cómo me apestan las patas. Este calorcitou, las chanclas y el pinchi aigre acondicionadou hacen que las matas de los pies me suden machin y cuando se seca el sudor, empieza a oler medio acá. Pero la neta me gusta el olor, tá chilo... ¿qué vergas? hay raza que le gusta el thinner... por lo menos yo soy más natural.

Mañana me voy de paseo con la familia. Vamos a surcar los mares de asfaltou en una caravana de tres corsarios motorizados y con una tripulación de 12 navegantes tragones dispuestos a chingarse las dos bandejonas de provisiones a las dos horas de camino. Los viajes con mis tíos siempre son una cura titánica garantizada. El humor es muy simple: acabarnos a carrilla a cualquier tonto conocido o apenas divisadou, contar anécdotas irrisorias de algunos de los más célebres tontos conocidos y platicar chismes y mitotes pendejos mitá verdá mitá mentira del estilo del siguiente:

Vieja madre del tontou: Pedro, ocupo que me hagas un favor pero ya.
Tontou en cuestión: Ey amá, ¿qué es?.
Vieja madre del tontou: Ocupo que te vayas en chinga pa la labor... y te llevas las gallinas y las matas.
Tontou en cuestión con cara de asombro ante la extraña orden: ...¿toodas amá?
Vieja madre del tontou machin enojada por tener que repetir: Sí, pendejo, todas las gallinas y las matas... que no se te olvide.
Tontou en cuestión: Bueno pues amá... tú dijiste ¿eh?.
Vieja madre del tontou impaciente: Ándale ya vete recabrón.

El tonto se va a la labor. La madre después se va para allá pa checar el trabajo de su adorado hijou. Una cara de asombro la invade y el cólera la ataca cuando ve en la labor a todas sus gallinas con el buche roto. El muchacho las habia matadou.

Madre enfurecida: Muchacho pendejo, ¿qué hiciste con las gallinas?.
Tontou confundidou: Pos tú me dijiste amá: "te llevas las gallinas y las matas" y pos las maté.
Madre enfurecida: Aaaaayy jijo de tu rechingada... ¡las matas!... las macetas que estaban en la casa, ¡las plantas!, pendejo...

La madre se suelta llorandou de desesperación por perder todas sus gallinas y por tener un hijo tan pendejou.

La historia anterior en sí, no tiene ninguna gracia como chiste normal. Pero uno descubre en el ranchou que cuando se conoce a los personajes de los chistes aunque sean los más pendejos (y especialmente de éstos) siempre resulta mil veces más gracioso echarle carrilla a ese huey por hacer la pendejada de la que todo mundo cuenta chistes. Hagan la pruebra y verán. El tal Pedro no se la acaba en todas las pedas con la carrilla... y eso que esa madre la hizo cuando tenía 6 años.

Pos simón, me retiro a la gira familiar por 5 estados de la gran República Mexicana, en busca de viejas buenas y comidas ricas. Si no me voy orita me dejan... la vemos al ra...

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