miércoles, 7 de enero de 2004
El exilio de una lágrima.
El miedo acecha, el dolor es ignorado y la poesía no ha vuelto a tocar mi voz. La pasión se agrieta, se escapó el canario que caga cenizas de las cuales nunca nacerá otro fénix. La conciencia ihnerte al malestar eterno sobrepasa fácil ese frío oscuro del valiente joven que salió del campo quemado por ti, cuyos frutos arden todavía en la noche. El profundo abismo en el que he caído tiene un sólo sol que oscurece el fondo y me ilumina a mí; y en los callados pasos de mi hereje búsqueda por paredes tristes hay un cielo llorando por haber perdido una nube más. Es contar difícil una historia más sobre un mundo bueno, noble y real que al dormir espere hasta ese momento en que otra vez puedas por fin despertar.
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